Cuando pensamos en la palabra inflamación, se nos puede pasar por la cabeza cuando nos torcemos un tobillo, o tenemos una herida externa, ¿verdad?
Sin embargo hoy te hablo de una inflamación diferente, invisible, interna, crónica y de bajo grado.
Empecemos.
Sabemos que la inflamación es el mecanismo de defensa de nuestro sistema inmunológico y que cuando existe infección o desequilibrio, el cuerpo, en respuesta, produce unos químicos llamados citoquinas, principalmente para protegernos, pero a la larga pueden poner riesgo nuestra salud.
No toda la inflamación es igual
Ojo, no toda la inflamación es mala. La inflamación aguda puntual es fisiológica, es positiva, es necesaria para nuestra supervivencia. La inflamación aguda se inicia para resolver una infección y después se resuelve.
La inflamación sistémica de bajo grado es otra cosa, es una inflamación no localizada, que afecta a todo el cuerpo y es de curso crónico, ya que no alcanza un grado suficiente como para activar las vías metabólicas de resolución de la inflamación.
Es una inflamación silenciosa porque pasa desapercibida pero su permanencia en el tiempo actúa como una de las principales causas de la mayoría de enfermedades crónicas.
Se caracteriza por la elevación en los niveles circulantes de citoquinas inflamatorias (TNF-alfa, IL-6, IL-18, IFN-g, IL-10).
Daña los receptores de las hormonas (resistencia celular), estimula la producción de andrógenos en mujeres con SOP y puede hasta suprimir la ovulación.
La inflamación crónica crea resistencia a la insulina y aumenta los niveles de andrógenos
Estudios demuestran que la inflamación crónica de bajo grado se da en todos los tipos de Sop y es uno de sus principales factores dominantes, sin embargo, cuando existe sobrepeso esto ocurre en mayor medida y de manera sistemática.
Una de las razones que encontramos de esto se llama lipotoxicidad.
La lipotoxicidad significa literalmente «toxicidad de las grasas». Cuando las células grasas se llenan demasiado, los ácidos grasos se escapan y pasan al torrente sanguíneo, provocando una inflamación continua. Esta inflamación causa problemas con la forma en que nuestras células responden a la insulina y las hace más resistentes a esta. Así, la lipotoxicidad es una de las principales causas subyacentes de la resistencia a la insulina, y ahora se cree que es la causa principal de la resistencia a la insulina en mujeres con SOP.
Nuestras células dejan de responder eficientemente al mensaje de la insulina, con lo que demasiada glucosa permanece en la sangre durante más tiempo. El páncreas, entonces, secreta aún más insulina, para transportar toda esta glucosa y mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control.
Esto provoca una hiperinsulinemia crónica, una producción desproporcionada de insulina, de acuerdo con la glucosa que hay en la sangre.
El exceso de insulina circulante tiene consecuencias negativas por doquier: interrumpe el ciclo menstrual, estimula la producción de andrógenos y a su vez crea más inflamación, volviendo todo este ciclo en la pescadilla que se muerde la cola.
Una solución temporal puede ser el controlar el consumo de carbohidratos si, pero si la causa reside en la inflamación crónica, ¿no deberíamos empezar por ahí?
Importante destacar que se ha visto que las células grasas de las mujeres con SOP secretan niveles más altos de ácidos grasos y sustancias químicas inflamatorias en comparación con las mujeres sin SOP, incluso cuando tienen el mismo peso corporal.
Ahora también se sabe que la lipotoxicidad puede contribuir a los altos niveles de andrógenos que se encuentran en SOP. Estudios sugieren que la exposición a los NEFA (ácidos grasos libres no esterificados) aumenta la producción de testosterona por los ovarios.
Inflamación y sistema inmune. Competencia por la glucosa
Otra teoría muy interesante es que las células del sistema inmune cuando están activadas tienen un mayor requerimiento de glucosa. Eso significa que cuando tenemos un sistema inmune activado vamos a tener competencia entre el sistema inmune, el tejido muscular y sistema nervioso, compitiendo por la glucosa.
¿Quién gana? El sistema inmune, porque nuestro cuerpo prioriza siempre la supervivencia, con lo que le da al sistema inmune facilidades para que pueda “robar” a los demás sistemas los recursos energéticos. Lo hace liberando citoquinas pro inflamatorias que crean resistencia a la acción de la insulina. Estas células del sistema inmune no necesitan la insulina para recibir glucosa pero el tejido muscular si, con lo que el músculo se ve privado de energía.
Si el sistema inmune está siempre activado la resistencia a la insulina “natural” que nuestro cuerpo sabiamente activa para casos puntuales también se cronifica, siendo la antesala de todas las enfermedades metabólicas.
Cuando la inflamación viene del intestino
Otra de las causas principales de la inflamación sistémica de bajo grado es la hiperporosidad o hiperpermeabilidad intestinal.
La porosidad intestinal es la propiedad y capacidad que tiene el revestimiento intestinal para permitir el paso de nutrientes que provienen de la alimentación, bloqueando el paso de sustancias tóxicas, bacterias y virus que pueden dañar el organismo.
De forma fisiológica, el intestino es algo permeable, de manera que selecciona los nutrientes que van a entrar en el cuerpo, defendiendo al organismo de numerosas sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud.
Sin embargo, cuando nuestro intestino se vuelve hiper-permeable, esa barrera deja de funcionar de manera eficaz, y muchas toxinas y otras sustancias que no deberían pasar al riego sanguíneo, lo hacen, provocando una respuesta del sistema inmunológico para nuestra defensa: la inflamación sistémica.
¿Pero qué puede causar que el intestino se vuelva hiper-permeable?
Las infecciones intestinales, intolerancias alimenticias, alcohol, uso de antibióticos y otros fármacos, alteraciones de la flora intestinal, el consumo de alimentos inflamatorios, estrés, etc pueden desencadenar en una disbiosis bacteriana. Si las bacterias oportunistas crecen y dejan de lado a las beneficiosas, no hay suficientes bacterias de las que están encargadas de proteger y reconstruir la mucosa, entonces el intestino se vuelve hiper-permeable.
Evitar las fuentes de inflamación
Ahora que ya hemos aprendido sobre el impacto de la inflamación en nuestros síntomas y problemas relacionados con SOP, ¿cómo podemos reducirla?
Primero, deberíamos empezar por evitar las principales fuentes de inflamación:
⇢ Fumar
⇢ Alcohol
⇢ Exposición a tóxicos
⇢ Alimentos inflamatorios como azúcar, gluten, lácteos convencionales, productos ultraprocesados, aceites vegetales de rápida oxidación y grasas hidrogenadas
Segundo, deberíamos tener en cuenta otros factores proinflamatorios y trabajarlos, como:
✦ Alergias e intolerancias alimenticias
✦ Permeabilidad intestinal o disbiosis de la microbiota
✦ Estrés
✦ Obesidad
✦ Sedentarismo
✦ Falta de sueño
✦ Hiperglucemias
✦ Virus e infecciones bacterianas
✦ Deficiencias nutricionales
La buena noticia es que el cuerpo tiene la capacidad de sanar si le damos el espacio y la ayuda adecuados. Para ello, soluciones prácticas serían:
1) Sigue una dieta anti-inflamatoria, nutricionalmente óptima y que equilibre tus niveles de glucosa.
2) Identifica y reduce tu estrés a través de herramientas que funcionen para tí.
3) Reduce tu exposición a toxinas medioambientales y disruptores endocrinos.
4) Trata tus problemas digestivos y repobla tu flora intestinal.
5) Suplementa de acuerdo a tus necesidades.
6) Haz ejercicio regularmente, especialmente de fuerza.
7) Lleva a cabo una buena higiene del sueño.
Si necesitas ayuda para llevar a cabo estos consejos estaré encantada de ayudarte a crear un plan y estrategia que se adapte a tu caso concreto. Para que empecemos a trabajar juntas me puedes contactar por Instagram o en marta@martaescolano.com. Nos vemos pronto beautiful!